El interés no se fabrica
Pensá en alguna pasión o en un hobby que disfrutás.
¿Por qué te interesa?
Tu primer instinto probablemente sea describir lo que te gusta de esa actividad. Por ejemplo, te gusta pescar porque te permite estar en contacto con la naturaleza, o te apasiona la fotografía porque captura momentos y los convierte en recuerdos perdurables.
Pero, ¿fue realmente eso lo que te motivó a empezar? ¿Qué te hizo prestarle atención cuando lo descubriste por primera vez?
Podemos intentar ser racionales, inventando justificaciones para nuestras acciones, pero al final, es simplemente nuestro cerebro tejiendo historias que nos hagan sentir bien con lo que hacemos. La ficción que nos tranquiliza, asegurándonos de que vamos por el camino correcto y que tenemos todo bajo control.
La realidad es que lo que nos interesa se manifiesta de manera misteriosa. Más que elegirlo, nos elige.
Son señuelos que se presentan en nuestro camino, que por alguna razón brillan para nosotros y captan nuestra atención. Impredecibles e inesperados.
El aroma de la primera bolsa de café de especialidad que me agarró desprevenido. El sonido de la guitarra de Mark Knopfler que abrió un portal hacia un mundo musical previamente desconocido.
Situaciones y eventos que resuenan en momentos aleatorios de la vida. Imposibles de planificar, imposibles de pre-fabricar.
Debemos andar de ojos bien abiertos y estar atentos para percibirlos, porque depende de nosotros salir a perseguirlos.
Para masticar...
¿Estás prestando suficiente atención a tus intereses?