Evitar el exceso, por Jason Fried
“Los negocios suelen describirse como el arte de adquirir: talento, clientes, ingresos, beneficios, visibilidad, cuota de mercado. Para crecer, es normal consumir, sumar y transformar un poco de esto en un montón de aquello.
Pero las empresas que de verdad perduran también saben que, además de todo eso, hay que evitar.
Evitás que los costos variables se te salgan de control, evitás meterte en asuntos que no son parte esencial de tu negocio, evitás perder tiempo en lo irrelevante, evitás malas inversiones, evitás rodearte de gente que no te aporta y hasta evitás clientes que no encajan con vos.
Sin embargo, hay algo todavía más importante que necesitás esquivar. Podríamos llamarlo “complejidad”, pero no es exactamente eso. La complejidad puede ser necesaria, e incluso bella: basta mirar un mosaico morisco para comprobarlo.
Entonces, el problema no es la complejidad.
El problema es el exceso.
Evitar el exceso es el auténtico atajo. Así progresás más rápido y lográs mucho más con mucho menos esfuerzo.
El exceso es como ese polvo que se acumula sobre lo que costó un mundo construir o comprar, pero que al final resultó innecesario. Todo lo sobre-ingeniado, sobre-diseñado, sobre-contratado, sobre-litigado, sobre-gastado, sobre-prometido, sobre-deliberado.
El exceso es esa política que se redactó pero jamás se aplicó. Esa tecnología que compraste y no usás. Esos siete pasos que podrías resolver en dos. Esas nueve personas para una reunión que pide tres. Es como tener una casa con 12 habitaciones para una familia de cuatro, o contratar cocineros cuando ni siquiera tenés cocina.
El exceso es usar cinco herramientas distintas para un solo proyecto. Es un proceso de entrevistas de siete etapas que agota a todo el mundo. Es comportarte como si fueras una empresa cien veces más grande. Es comprar lo que compra el resto sin necesitarlo. Es pagar miles por algo que vale cientos. Es creer que, si seguís perdiendo un poco más, al final vas a ganar.
Cada día es una chance de encontrar ese punto justo. De deshacerte de lo que molesta. De recortar la pila de herramientas. De afinar procesos. De eliminar tareas inútiles. De pulir el vidrio rayado y volver a ver con claridad.
Acumulá lo que realmente necesitás y soltá todo lo demás. Matá el exceso”.
— Jason Fried (Fuente)
Para masticar...
¿Qué es lo que realmente necesitás?