Problemas y dragones
Hola, 👋
Para cortar la semana, te comparto 5 cosas que me dejaron pensando y 1 pregunta para masticar:
- Jordan Peterson sobre cómo enfrentar los grandes desafíos de la vida:
“Reducí los dragones hasta que encuentres uno que puedas vencer. Cuando reducís el dragón hasta dar con uno vencible, ese te va a ayudar a avanzar. Y te va a dar un poco de oro, acorde al esfuerzo. Por más pequeño que parezca ese avance, lo positivo es que los logros se acumulan y aumentan exponencialmente (los fracasos también, por cierto). Una vez que la pelota empieza a rodar, puede tomar un ritmo bastante rápido”.
Algunos proyectos de la vida y del trabajo me resultan intimidantes. A veces por el volumen de trabajo que significan, otras por la complejidad para llevarlos a cabo. Cuando me siento paralizado, sin saber cómo avanzar, me pregunto: ¿qué pequeño paso puedo dar? ¿cuál es el dragón que puedo vencer? Generalmente, ese paso, por pequeño que parezca, ilumina los siguientes para seguir avanzando. - Un ejemplo de la técnica de los “cinco por qués”, por Dave Trott:
El Monumento a Lincoln fue un ejemplo de esto: comenzó a deteriorarse y, en lugar de sacar conclusiones apresuradas, usaron LOS CINCO POR QUÉS.
1: “¿Por qué se deteriora más rápido el monumento?”
Porque se lo lava con más frecuencia.
2: “¿Por qué se lo lava más seguido?”
Porque tiene más excremento de pájaros.
3: “¿Por qué tiene más excremento de pájaros?”
Porque más pájaros se sienten atraídos hacia él.
4: “¿Por qué se sienten atraídos más pájaros?”
Porque hay más insectos.
5: “¿Por qué tiene más insectos?”
Porque son atraídos por las luces constantes.
Así que encendieron las luces más tarde y lograron una disminución inmediata del 85% en el excremento de pájaros.
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Trabajé en un proyecto de desarrollo en el que, tras cada aparición de un bug en nuestro software, hacíamos una reunión con todo el equipo de ingeniería para explorar los “cinco por qués” detrás de la falla. Hoy en día, cuando aplico esta técnica, lo hago pensando en procesos organizacionales o incluso situaciones cotidianas. Es una buena manera de minimizar el impacto de las emociones al analizar una situación, ya que la primera respuesta suele ser con la que nos quedamos. Si nos interpelamos una y otra vez, puede que descubramos que nuestra primera impresión era engañosa. - Un fragmento del libro “Are your lights on?”:
“En lugar de imponer algo, sabiamente siguió uno de sus propios preceptos para resolver problemas:
NO SOLUCIONES LOS PROBLEMAS DE OTROS CUANDO ELLOS PUEDEN RESOLVERLOS PERFECTAMENTE BIEN POR SÍ MISMOS.
No solo las partes interesadas sabían y sentían mucho más sobre el problema, sino que, tras crear "su" solución, estaban comprometidos personalmente en asegurarse de que se llevara a cabo. El tiempo que habían invertido - 90 minutos de un semestre de 45 horas - les daba otra razón para querer que la idea tuviera éxito. Además, si el profesor hubiera dado exactamente la misma sugerencia de forma autoritaria, probablemente no habría sido aceptada, o si se hubiera aceptado, no se habría llevado a cabo con entusiasmo”.
Muchas veces queremos que algo se haga de cierta manera, como lo haríamos nosotros. Pero no siempre contamos con la energía o disponibilidad para hacerlo, y es ahí cuando necesitamos de la ayuda de otros. El desafío al delegar es, en gran parte, emocional. Si queremos alcanzar el éxito, debemos soltar nuestra solución y abrir espacio para la creatividad del otro. Tenemos que estar dispuestos a confiar y convivir con una solución que, más allá de si resulta mejor o peor, siempre será diferente a la que imaginábamos. Solo así, apelando al sourcismo de quien nos está ayudando, lograremos que se lleve a cabo la implementación con entusiasmo. - Jocko Willink sobre asumir responsabilidad:
“Si no te hacés cargo del problema, el problema no se va a solucionar”.
Podemos intentar que otros resuelvan el problema. Quizás porque lo veamos como responsabilidad de ellos o porque ellos mismos lo ocasionaron. Pero por más que intentemos persuadir o influir en ellos, lo que decidan hacer escapa de nuestro control. Quizás no vean el problema como un problema, o no les interese atacarlo. Si para mí es tan importante y necesario que se resuelva, depende de mí dar el primer paso. - “El trabajo de tu escritura es hacer que los lectores cambien lo que piensan sobre el mundo. Si es o no valioso depende de si los lectores perciben que cambiaste de manera valiosa lo que piensan, lo que hacen, o cómo deciden”. — Larry McEnerney
Esta frase comunica la relevancia y el poder que tiene la comunicación escrita en el liderazgo. Balaji Krishnamurthy dice que “los líderes inspiran a otros a pensar, actuar y comportarse de una forma distinta a como lo hubieran hecho si ese líder no hubiera estado presente”. La frase de McEnerney resalta la calidad de la escritura como una herramienta indispensable para la valija del líder.
¡Buen provecho!
Rodri
Para masticar...
¿Qué pequeño paso podés dar hoy?
