Persecución
Durante 28 años, no fui capaz de leer un libro.
Recuerdo haberme comprado “Harry Potter y la piedra filosofal” en pleno auge de la saga, porque veía a varios de mis amigos fascinados con las aventuras del joven mago. Como era de esperar, el marcador quedó atrapado en la página 15 y nunca pudo escapar.
Mi relación con los libros cambió por completo gracias a un cambio de equipo que se dio en WyeWorks en el año 2018.
Hasta ese momento, estaba acostumbrado a trabajar con desarrolladores más experimentados que yo, a quienes podía observar y emular en mi trabajo. Pero ahora, el experimentado era yo, y era natural asumir que, dada su reciente incorporación a la empresa, mis nuevos compañeros me estarían “imitando”.
Por primera vez, sentí la responsabilidad de liderar.
“¿Pero qué quiere decir liderar?”
“¿Y cómo se hace?”
Entré a Amazon, escribí “Leadership” en el buscador y elegí un par de libros: “Leaders Eat Last” y “The Coaching Habit”. Pocos meses después hice otro pedido: ocho libros más, buscando asegurar meses de lectura sobre el tema.
De repente, ya no era aquel que nunca había podido leer un libro. Como por arte de magia, me había convertido en un lector.
¿Cuál fue el hechizo?
Hace dos días encontré un artículo escrito por Robin Hanson, profesor de economía, que desvela el misterio:
“La caza tiene dos modos principales: buscar y perseguir.
Con la búsqueda, buscás algo que perseguir. Con la persecución, en cambio, tenés un foco de atención que dirige tus acciones. Podés encontrar algo más que valga la pena perseguir en el camino y luego cambiar tu enfoque a una nueva persecución, pero aún así vas a mantener un foco.
Me parece que, mientras se lee no-ficción, la mayoría de las personas están en modo de búsqueda. Sin embargo, serían más productivas intelectualmente en modo de persecución. Ayuda tener en mente una pregunta, un enigma o un problema, y luego leer para responder tu pregunta, explicar tu enigma o resolver tu problema”.
No tenía una necesidad real de leer Harry Potter más que la sensación de estar perdiéndome de algo por lo mucho que otros elogiaban esos libros. Estaba en modo de búsqueda. Y aún sigo volviendo con bastante frecuencia a ese estado, creando listas interminables de libros recomendados por otros que, por alguna razón en el momento, siento que debo leer.
Sin embargo, el enigma del liderazgo me presentó un desafío por resolver. Seleccionar libros para leer se volvió una tarea simple: cualquier libro que pudiera acercarme a responder mis preguntas sobre el tema era elegido. Cada título por comenzar significaba la oportunidad de descubrir nuevas técnicas o ideas que podrían ayudarme a liderar mejor, lo cual era razón más que suficiente para mantener viva mi persecución.
Pero había algo más...
A diferencia de los libros que tuve que leer por obligación durante mi vida estudiantil, de los cuales ni siquiera puedo recordar el título, lo que leía en estos libros sobre liderazgo se grababa en mi mente. Hanson lo describe como uno de los efectos secundarios del modo persecución:
“Además, los lectores que buscan a menudo no tienen un buen lugar mental para poner cada cosa que aprenden. En ese caso, no terminan aprendiendo mucho. Los perseguidores, en contraste, siempre tienen lugares mentales específicos que están tratando de llenar con lo que leen, así integran mejor las cosas nuevas que aprenden con las cosas viejas que ya saben”.
Todo lo que leía lo contrastaba con mi experiencia diaria. Cuando aprendía sobre una técnica, la aplicaba en el trabajo, buscando formar nuevos puntos de vista (por ejemplo, el “Circle of Safety” de “Leaders Eat Last”). Observaba las conductas a mi alrededor a través de la lente del libro que estaba leyendo en ese momento y las analizaba. Y siempre lograba encajar las piezas encontradas en los nuevos libros dentro del rompecabezas mental de liderazgo que iba construyendo.
Últimamente, estoy pasando por una meseta en mi hábito de lectura. Creo que estoy en modo de búsqueda...
“Si leés para ser intelectualmente productivo, en vez de solo para llenar tu tiempo, considerá leer mientras perseguís algo, lo que sea”.
Algo me dice que necesito encontrar un nuevo enigma para resolver.
Para masticar...
¿Estás “buscando” o “persiguiendo” con la lectura?