Rafa Nadal: el encantador de bestias
Rafael Nadal perdió 227 partidos de tenis en su carrera profesional.
Para poner el número en perspectiva, un año laboral típico tiene unos 261 días (excluyendo fines de semana). Es casi como si hubiera perdido de lunes a viernes durante todo un año.
Treinta y nueve de los 227 fueron finales de torneos, y varios fueron retiros forzados por lesiones que le jugaron incontables malas pasadas.
Nunca rompió una raqueta.
Novak Djokovic rompió 62.
Roger Federer, el caballero, tan solo 5.
John McEnroe, cerca de 400.
Y Marat Safin, además de romper raquetas, rompió la estadística: 1055 víctimas.
Pero Rafa, quien en varias ocasiones viajó a torneos solo para tener que retirarse horas antes de que comenzaran, nunca lo hizo. Por momentos amagó con hacerlo, pero siempre logró frenar a tiempo.
¿Cuál es su secreto?
Todos llevamos algo dentro. Algo que le gusta despertar cuando las cosas no salen como te gustaría. Cuando las emociones están a flor de piel y te llevan a hacer cosas que en tu sano juicio no harías.
Esa es la Bestia.
Es como si fuera una versión oscura o maligna de vos mismo que intenta convencerte de actuar en base a las emociones del momento.
Es quien se apodera de vos cuando le gritás “¡Anormal!” al conductor de un auto que cruzó con roja delante tuyo, o cuando, cansado y desesperado, gritás obligando a tus hijos a que te hagan caso.
Es la que te lleva a responder de mala gana cuando sentís una falta de reconocimiento en tu trabajo, o a hablarle mal a un empleado que resolvió un problema distinto al que le habías solicitado.
Si aspirás a lograr grandes cosas y ser una referencia saludable para otros, tenés que aprender a domar a la Bestia.
Resistir ante las ganas de gritarle al conductor, a tus hijos.
Evitar desquitarte con tus compañeros de trabajo.
Buscar canalizar esa energía con una intención positiva, tanto para vos como para tu entorno.
Nadal es un maestro en esto. Ahí está su secreto.
“Para mí, romper una raqueta significaría no haber tenido el control de mis emociones”.
— Rafael Nadal
La “Fiera” tiene a la Bestia domada. Cuando esta despierta, rápidamente le lee un cuento y vuelve a dormirla. O, en algunos casos, la monta y redirige su poder a su favor, llevándolo a no rendirse y pelear cada punto del partido.
El tío Toni sentó las bases para el autocontrol cuando, a los seis años, le dijo a su sobrino:
“Tirá la raqueta una vez y ya no seré tu entrenador. Hay millones de niños en el mundo que no tienen raquetas y no pueden pagarlas. Eso es lo que le dije a Rafa cuando tenía seis años, y nunca lanzó una. Eso sería una falta de respeto para las personas que realmente tienen que comprar material para practicar este deporte”.
Esa historia sigue viva en la mente de Rafa, y vivir en concordancia con esa idea, con la realidad de que hay niños que no tienen acceso al más básico de los implementos del deporte, lo ayuda a dominar el impulso del momento.
Sería una injusticia catalogar a Nadal como un simple tenista.
Rafael Nadal es un encantador de bestias.
Para masticar...
¿Qué hacés para mantener la calma cuando la Bestia despierta dentro tuyo?