Cómo le di un giro a mi revés

Desde que empecé a jugar al tenis, mi revés ha sido mi punto débil.
Lo golpeo a una mano, algo que hoy suena exótico y difícil de justificar, pero que me da la excusa perfecta para sentirme un poco Federer de vez en cuando.
Siempre que la pelota venía en esa dirección, La Bestia se aparecía…
Cuando tenía tiempo para acomodar el cuerpo, me susurraba: “Uy, viene para el revés. Apurate, a ver si llegás a escapar y pegarle de drive”. Si no quedaba otra que darle de revés, su frase cambiaba: “Típico que lo errás”. Y cuando la bola efectivamente se estrellaba contra la red, llegaba el veredicto final de esa oscura voz interior: “Era obvio”.
El murmullo no se quedaba solo en mi cabeza. También contagiaba mis cuentos luego de la clase, diciendo cosas como “El que no vino hoy fue el señor Revés” a mi compañero de raqueta.
Tomé conciencia de esto. Logré detectar el círculo vicioso en acción. Una Rueda Mental estaba girando a toda velocidad hacia un destino al que no quería viajar.
Por el bien de mi revés, tenía que encontrar una forma de frenar.

La Rueda Mental es el ciclo en el que nuestros pensamientos, emociones y acciones se refuerzan entre sí. Cuanto más creemos algo, más lo confirmamos con nuestras experiencias. Si pensamos que somos malos en algo, La Bestia nos lo recuerda con su murmullo. Cada error es evidencia. Y si creemos que no podemos mejorar, actuamos en consecuencia: ni siquiera lo intentamos.
Pero no estamos atados a nuestras “ruedas”. Si identificamos las creencias que las impulsan, podemos frenarlas y cambiarlas por otras que nos lleven en la dirección que realmente queremos.
Unos días atrás, justo antes de ir a clase de tenis, pensé:
¿Y si cambio la forma en que veo el revés?
“La diferencia entre la miseria y la felicidad depende de qué hacemos con nuestra atención”.
— Sharon Salzberg
Necesitaba un pequeño ajuste mental para ver el medio vaso lleno en lugar del vacío. Para enfocarme en la dona y no en el agujero. Una técnica que me ha servido para ese tipo de cambio es el reframing o “reencuadre cognitivo”: reinterpretar una misma situación desde otra perspectiva.
Volviendo a la Rueda Mental, la clave está en modificar la creencia que da forma a nuestra experiencia aplicando un reframe, para así generar pensamientos, acciones y emociones diferentes. En otras palabras, si la historia que nos contamos nos juega en contra, podemos reescribirla. Y eso es exactamente lo que me propuse hacer con mi revés.

Hace un año, mi drive era pésimo. Hoy es otra cosa. Lo mismo con el slice y las voleas. Entonces, pensé: Si mejoré esos golpes, también puedo mejorar este. De ahí salió un reframe:
“Puedo mejorar mi revés”.
Antes de la clase, repetí la nueva creencia una y otra vez, como tratando de imprimirla en el subconsciente. Un primer empujón a la nueva rueda. Luego, empezaron a pasar cosas que la hicieron girar más rápido.
Vi al profesor parado solo contra el alambrado y me vino un pensamiento: “¿Y si le pregunto por el grip?” Fui y lo hice. Algo simple, pero curiosamente una de las primeras veces en mucho tiempo que me acerqué con una pregunta puntual.
Me encontré buscando más chances para pegar de revés en lugar de evitarlas. Me tomé mejor los errores, analizando qué había salido bien y qué no.
Y lo mejor: metí dos golpes que podrían entrar en los highlights de mi corta carrera. Uno en ángulo cerrado, el otro profundo y con potencia, dejando sin respuesta al rival.
Dos tiros dignos de “su majestad”.
Bajo esta nueva óptica, cada pelota que se acercaba dejó de ser una amenaza y se convirtió en una oportunidad para afinar el revés.
“El mayor descubrimiento de mi generación es que un ser humano puede cambiar su vida cambiando su actitud mental”.
— William James
Lo que viví en esa clase debilitó la vieja creencia, reafirmó la nueva y le dio impulso a su Rueda Mental. Pero sería apresurado cantar victoria.
Desde ese día no he vuelto a jugar. Tal vez fue un golpe de suerte. Pero no se sintió así…
La experiencia fue distinta. Había concentración, serenidad y disfrute, todos presentes en la pista. Y eso es lo que me mantiene confiado.
Puedo decir con certeza que la nueva rueda seguirá girando.
Para masticar...
¿Qué aspecto de vos mismo podrías empezar a ver con nuevos ojos?